Y me parece maravilloso. Porque aun a riesgo de sentirme torpe, esa mirada que me sonreía desde la pantalla, sigue estando en mi interior. He sido amable y compasiva conmigo misma y me he sentido renovada y fuerte. Porque aunque en su momento me sentía perdida y sin fuerzas para seguir, el cambio me ha demostrado que he sido capaz de tomar las riendas y dirigir mi vida hacia otros senderos más prometedores. He visto todo lo que he sido capaz de crear, y co-crear con mejores compañías, y me he asombrado, sobre todo por lo imposible que me parecía en aquel entonces. Le he dado la mano a esa Laura del pasado para que confíe, para que no deje de creer en ella misma, a pesar de la adversidad, de las dificultades y del dolor. Y aunque estoy muy cansada, y mi cuerpo y mi mente han cambiado muchísimo, esa antigua piel ya no me sirve para caminar. Ésta nueva piel de hoy, más vieja, más gastada y flácida, me demuestra que el esfuerzo ha valido la pena, y que he tenido la oportunidad de tener una nueva vida, más enriquecedora y en armonía con mi verdadera esencia.

Lejos de querer ofrecer una solución mágica, una fórmula infalible como las que veo en el mundo espiritual de hoy en día, que te prometen hacer un salto cuántico solo con que lo creas, o que puedes manifestar todo lo que quieras y ese tipo de palabras grandilocuentes, os voy a decir que el cambio es posible, pero no hay fórmulas mágicas. No hay velas intencionadas, pócimas, amuletos o hechizos que te permitan cambiar de vida y conseguir lo que desees. Te lo tienes que ganar trabajando, por dentro y por fuera. Y para mí, la herramienta mágica ha sido el tarot. También el I Ching. Pero eso solo son herramientas. Es como la brújula para un marinero, que te indica el camino. Pero eso sí, tienes que tener un mapa para saber hacia dónde dirigirte.

Dale una vuelta, piensa en el mapa, busca tus herramientas, y si quieres, puedes pedir ayuda. Pero debes saber que todos y cada uno de los pasos los vas a tener que hacer con tus propios pies. Y al pasar de los años, como yo hoy mientras veía a esa vieja amiga desconocida, echarás la vista atrás y te asombrarás de lo lejos que te han llevado esos primeros pasos que ahora estás dando. ¡No te rindas! El camino sigue ahí mismo, donde lo has dejado.

Laura (Luna)

Detrás de esa segunda capa, custodiada por dos columnas que representan la dualidad entre la luz y la sombra, la fuerza y la justicia, lo activo y lo pasivo (a modo de yin yang), podemos ver un mar en calma: el agua como símbolo del mundo sensible, del inconsciente y las emociones, que a su vez, bajo la superficie, esconde otro mundo insondable y más misterioso si cabe.

Se trata pues, de una carta que muestra capa tras capa sin llegar a desvelar sus secretos. Pero, ¿por qué? ¿Qué esconde? Más que esconder, o custodiar, yo diría que se debate entre los ciclos vitales, como demuestra la triple luna en su cabeza. Se debate entre la luz y la sombra, esperando haber tomado la decisión acertada. Es una navegante del misterio profundo, una suerte de sacerdotisa del abismo insondable. Un abismo que no se encuentra en el exterior, sino en el interior. Porque la sabiduría que proviene del interior es un misterio. Y para poder acceder al conocimiento debes hacer un viaje hacia el interior.

Esa clase de sabiduría no se enseña en ninguna escuela, con ningún maestro ni guía espiritual. Esa clase de conocimiento se descubre en soledad, en silencio, en introspección, donde la única guía es la intuición que se muestra de manera sutil y para la cual hay que estar escuchando con atención si quieres percibir sus mensajes. Porque la intuición no grita, susurra. Y hay que acallar al ego y al chismorreo incesante de la mente para poder escucharla.

Todos tenemos una sacerdotisa en nuestro interior, esperando ser escuchada, esperando ser comprendida, esperando cumplir con su misión, que no es otra que la de proveer sabiduría interior, la más elevada y trascendente de las sabidurías a las que podamos alcanzar. Como dijo Tales de Mileto “la cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás.”

Laura (Luna)